En el documento final de la Cumbre Rio +20 quedóó explicitada la importancia de la economía social para el Desarrollo de la agricultura, el trabajo, el desarrollo social y la reducción de la pobreza.
A primera vista los logros para la Economía Social y Solidaria (ESS) en Río+20 fueron históricos. En el documento final de la cumbre, avalado por más de 190 gobiernos, aparece nombrada a través del cooperativismo. De esta forma los gobiernos del mundo hacen acuerdo sobre la importancia del sector para el desarrollo de la agricultura, el trabajo, el desarrollo social y la reducción de la pobreza. Sin embargo, el contexto en que dichas cláusulas fueron escritas debe ser tenido en cuenta por las organizaciones de la ESS para impulsar, con más fuerza que nunca, el debate sobre qué “futuro queremos”.
Poco antes que sucediera, la conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible 2012 (20 al 22 de junio) fue catalogada por el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon como “una oportunidad en una generación”. El funcionario se refería a los compromisos urgentes que los gobiernos del mundo precisaban tomar para garantizar un futuro ambientalmente digno a las generaciones venideras.
Sin embargo fue el mismo Ban Ki-moon que dejó entrever su frustración al admitir que sabía que “algunos países esperaban un resultado más ambicioso” y que él también, a tan solo minutos de haber inaugurado la cumbre en la ciudad brasileña, Río de Janeiro. Es que la conferencia giró en torno a un documento que se venía negociando desde hace dos años y que días antes de la apertura fue pulido por el gobierno brasileño para crear una propuesta conciliatoria de 59 páginas con poco margen de cambio precisamente para garantizar el consenso, informaron medios de comunicación. La declaración final bautizada “El futuro que queremos” fue catalogada como “el documento del consenso” o “el consenso posible” por la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, quien atajó que “el consenso posible es un punto de partida y no de llegada”.
Organizaciones civiles que participaron de la conferencia como Climate Action, calificaron al proceso como “decepcionante” y exigieron retirar del documento oficial cuando dice “en acuerdo con la sociedad civil”, denunciando los mecanismos de participación del sector que al final no generaron incidencia alguna en la declaración y que inclusive, se llegó a retirar del borrador capítulos conflictivos del como lo fue la reivindicación feminista por los derechos reproductivos de la mujer. En definitiva, las discusiones in situ y on line -la ONU hizo un despliegue tecnológico de participación de las ONG a través del uso de las TIC – se dieron sobre un documento prácticamente ya cerrado.
Sin embargo la ONU y los gobiernos insistieron en que sí hubo avances señalando que el sector privado, gobiernos y sociedad civil lograron firmar acuerdos por un total de US$513 mil millones en pos del desarrollo sostenible, informaron medios como la BBC. Cifras lanzadas desde la propia cumbre indicaron la firma de 50 acuerdos entre gobiernos; 72 convenios entre la ONU y las ONG, y 226 entre empresas.
Otra que encontró beneficios económicos fue la Alcaldía de Río de Janeiro quien informó haber recibido 110.000 turistas, que gastaron 274.000 millones de reales (137 millones de dólares). El número incluye las 45.381 personas que participaron en la conferencia oficial de la ONU, incluyendo los cerca de 100 jefes de Estado y de Gobierno, así como las que acudieron a los 3.500 eventos paralelos, principalmente a la Cumbre de los Pueblos, en la que participaron centenares de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Decir Río+20
La cumbre fue la mayor en la historia de las Naciones Unidas, conglomerando en los cerca de 500 eventos oficiales del encuentro a 45.381 personas, incluyendo unos 12.000 delegados de 188 países, 4.075 periodistas y representantes de 9.856 ONG, según datos oficiales.
La primera se realizó en 1992, también en Río de Janeiro, y si bien fue criticada por apropiarse del concepto “desarrollo sostenible” desde una perspectiva antropocéntrica, fue emblemática por haber generado fuertes discusiones con base científica para convencer sobre ciertos compromisos urgentes para combatir el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, entre otros. Veinte años después se esperaba que esta conferencia -denominada Río+20- fuera por lo menos una puesta a punto de muchos de los compromisos nunca asumidos y sus inexorables consecuencias, además de tomar serias acciones a corto plazo. Pero no se pusieron estos trapos al sol, sino todo lo contrario y las organizaciones ambientales y sociales acusaron a los gobiernos por aplicar una capa de maquillaje para tapar los agujeros llamada “Economía Verde Inclusiva” un modelo de economía que según la ONU “ayudará a combatir la pobreza teniendo en cuenta los límites del medio ambiente”.
Desde la vereda del frente
La cumbre oficial de Río+20 y su intención de legitimar la Economía Verde como una nueva forma de solucionar los problemas que atraviesa la humanidad, fue cuestionada en forma permanente por la Cumbre de los Pueblos, realizada en el centro de la misma ciudad brasileña bajo el lema por Justicia social y ambiental en defensa de los bienes comunes, contra la mercantilización de la Vida.
Durante la cumbre se dijo que la participación de organizaciones y movimientos fue entre 50.000 y 70.000 personas (según cifras oficiales, incluyendo turistas y habitantes de Río de Janeiro, la Cumbre de los Pueblos recibió la visita de 300.000 personas) que intentaron llevar por diez días consecutivos discusiones ordenadas a través de plenarias en torno a las causas estructurales de las crisis; las falsas soluciones de las nuevas formas de reproducción del capital, posibles soluciones y nuevos paradigmas de los pueblos y cómo estimular la articulación entre los movimientos y las organizaciones. Esta metodología logró una declaración final que denuncia que en la conferencia de la ONU hubo “retrocesos significativos en relación a los derechos humanos ya reconocidos” agregando que “La Río+20 repite el libreto de las falsas soluciones defendidas por los mismos actores que provocaron la crisis global” en referencia a que con la Economía Verde no se propone un cambio de paradigma sino que, en nombre de sostenibilidad ambiental, se busca fortalecer al actual sistema económico generador, precisamente, de la actual crisis socio-económica-ambiental (texto entero http://cupuladospovos.org.br/)
En ese sentido, una de las banderas permanentes durante la cumbre de los Pueblos como forma alternativa a este modelo económico fue la de la Economía Social y Solidaria, hondeada fuertemente por el Foro Brasileño de Economía Solidaria.
La dimensión de lo solidario
“El futuro que queremos, no es otra cosa que la prolongación del presente (…) Hay además un agravante: todo el texto gira en torno a la economía. La pintemos de verde o de marrón, ella guarda siempre su lógica interna que se formula en esta pregunta: ¿cuánto puedo ganar en el menor tiempo, con la menor inversión posible, manteniendo una fuerte competitividad?” se pregunta Leonardo Boff en un artículo escrito antes de la cumbre. Ante este escenario Boff advierte que si se quiere futuro “necesitamos oponerle otro paradigma de economía, de preservación, conservación y sostenimiento de toda la vida”.
En esta dirección es que se pronunció la Red Interamericana de la Economía Social y Solidaria (RIPESS) que se dio cita en Río de Janeiro para celebrar su V encuentro y hacer llegar en este marco una declaración realizada por más de 250 personas en representación de redes y organizaciones de 25 países. En dicha declaración organizada en seis ejes hacen una clara denuncia a los gobiernos por no evaluar las raíces de la actual crisis mundial señalando que “su foco de la discusión es un paquete de propuestas llamado engañosamente economía verde y la instauración de un nuevo sistema de gobierno ambiental internacional que lo facilite (…) profundizando la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, aumentando los mercados financieros especulativos como los mercados de carbono, de servicios ambientales y de compensaciones por biodiversidad”. Entre otros puntos denuncian “el desempleo y la precarización de las condiciones de trabajo, el incremento de las diferencias en la acumulación de la riqueza, el sobreconsumo ejercido por una minoría, que excede las capacidades de dotación y regeneración de recursos del planeta” como síntomas graves del actual sistema económico.
Para la RIPESS, la Economía Social y Solidaria es sin duda uno de los paradigmas alternativos de ordenamiento económico y social porque “el ser humano se realiza en relaciones de respeto y justicia con otros seres humanos y convive de manera armoniosa con la naturaleza”. Señala que la ESS “es una forma de producir, intercambiar, consumir y financiar, basada en valores de reciprocidad, cooperación y equidad. Se orienta a la satisfacción de las necesidades sociales, a la justicia en los intercambios económicos, al respeto del medio ambiente y de la diversidad cultural. La economía solidaria busca impulsar procesos de desarrollo desde los espacios locales, centrados en el desarrollo de capacidades propias de las personas, grupos, organizaciones y comunidades que habitan en una determinada localidad, para hacer frente a sus problemas y satisfacer sus necesidades, y controlar crecientemente sus propias condiciones de existencia, aprovechando los recursos presentes.” En ese sentido la ESS “se afirma en la capacidad de autogestión de sus integrantes y propende hacia una justa distribución de los excedentes, practicando la más amplia democracia en las decisiones, la equidad de género en las relaciones y el respeto a la diversidad y a las diferencias”.
Pero la ESS también se hizo presente en la Cumbre oficial, a través de la Asociación de los Encuentros del Mont-Blanc – Foro Internacional de los Dirigentes de la Economía Social y Solidaria (EMB-FIDESS) en el marco de un “side event”.
En este encuentro estuvieron presentes Benoit Hamon, Ministro francés delegado a la ESS y Paul Singer, Secretario Nacional brasilero de la ESS. El Señor Brice Lalonde, co-coordinador de la Cumbre de Rio+20, expreso allí su apoyo y su deseo de ver la ESS reconocida internacionalmente. La organización manifestó que la ESS, si bien concibe que es un progreso que la ONU haya declarado 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, “no puede contentarse con unas pocas líneas que figuran en los proyectos de resolución (de la declaración final)”, por tanto a través del side event quiso introducir “una resolución más completa incluyendo el reconocimiento de todas las formas de las empresas de la ESS”, informó desde un comunicado de prensa.
La cláusula, votada por todos sus miembros pedía reconocer “el papel fundamental de las organizaciones y empresas de la economía social y solidaria, cuyos principios de gestión democrática, de plenitud de las personas, de libertad de adhesión, de justa distribución de los excedentes, de defensa de la propiedad colectiva, de independencia ante los Estado, ponen el ser Humano en el centro de las preocupaciones, para instaurar una sociedad más equitativa, más solidaria y más democrática y contribuyen a un desarrollo sostenible, es decir, económicamente viable, socialmente responsable y ecológicamente sostenible”.
Por su lado, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), entidad que representa a cooperativistas de 100 países diferentes, mostró su plena conformidad frente a la declaración final de Río+20. Dame Pauline Green, Presidenta de ACI, la referencia al cooperativismo en el documento final implica “dejar sentado por escrito” ciertas coincidencias que se vienen acordando sobre el sector. “Los miembros y simpatizantes del movimiento cooperativo saben hace tiempo que las cooperativas ayudan a las personas a salir de la pobreza, promueven la equidad de género, realizan una devolución a las comunidades en que están insertas y lideran la atención de asuntos críticos sobre el desarrollo sustentable”, recordó Green al portal de ACI.
Este acuerdo de los gobiernos a nivel mundial fue vivido de cerca por la Directora de Políticas de la ACI, Betsy Dribben, quien participó en las negociaciones de ONU Río desde enero. Según explica, el proceso para lograrlo no fue fácil y que inclusive hubo momentos “que se tornó complicado”, informó ACI. En ese escenario, Dribben agradeció el papel del gobierno brasileño por mantenerse “firme en hacer presión sobre los demás países para mantener el texto alusivo a las cooperativas en el documento”. Asimismo, destacó a la delegación canadiense quien impulsó el reconocimiento de las cooperativas agrícolas en el texto.
A continuación los párrafos del documento oficial de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable 2012:
70. Reconocemos la función de las cooperativas y las microempresas en la contribución a la inclusión social y la reducción de la pobreza, en particular en los países en desarrollo.
110. Observando la diversidad de condiciones y sistemas agrícolas, decidimos aumentar la producción agrícola sostenible y la productividad a nivel mundial, en particular mejorando el funcionamiento de los mercados y los sistemas de comercialización y fortaleciendo la cooperación internacional, sobre todo a favor de los países en desarrollo, mediante el incremento de la inversión pública y privada en la agricultura sostenible, la ordenación de las tierras y el desarrollo rural. Las principales esferas que requieren inversión y servicios de apoyo son las prácticas agrícolas sostenibles; la infraestructura rural, la capacidad de almacenamiento y las tecnologías conexas; las actividades de investigación y desarrollo en materia de tecnologías agrícolas sostenibles; el fomento de cooperativas y cadenas de valor agrícolas fuertes; y el fortalecimiento de los vínculos entre los medios urbano y rural. Reconocemos también que es necesario reducir considerablemente las pérdidas posteriores a la cosecha y otras pérdidas y desperdicios de alimentos en toda la cadena de suministro de alimentos.
154. Reconocemos que pueden generarse oportunidades de trabajo decente para todos y la creación de empleo, entre otras cosas, mediante inversiones del sector público y el privado en innovaciones científicas y tecnológicas, obras públicas para restaurar, regenerar y conservar los recursos naturales y ecosistemas, y servicios sociales y comunitarios. Nos alientan las iniciativas gubernamentales para crear empleo para los pobres en la restauración y gestión de los recursos naturales y los ecosistemas, y alentamos al sector privado a que contribuya a lograr un trabajo decente para todos y a crear empleo para hombres y mujeres, en particular para los jóvenes, entre otras cosas mediante asociaciones con la pequeña y mediana empresa y las cooperativas. En este sentido, reconocemos la importancia de las medidas para promover el intercambio de información y conocimientos sobre el trabajo decente para todos y la creación de empleo, incluidas las iniciativas sobre trabajos ecológicos y los conocimientos conexos, y facilitar la integración de los datos pertinentes en las políticas nacionales económicas y de empleo.
Eventos paralelos
Existieron otras actividades que realizaron organizaciones sobre la Economía Social y Solidaria fuera de la cumbre de los pueblos y de la cumbre oficial de la ONU pero que se realizaron aprovechando el intenso marco político y social que vivió Río entre el 13 y 23 de junio. A continuación mencionamos algunas:
16 de junio- OCB Nacional y el Sistema OCB Sescoop-RJ promovieron el espacio Agro Brasil el Día del Cooperativismo con un debate de asuntos enfocados en la construcción de políticas públicas e inclusión social, sociedad y agricultura, prácticas agrícolas y tecnologías sustentables, producción de alimentos, seguridad alimentaria, medio ambiente y reciclaje. Allí participaron el presidente de la OCB Nacional,Márcio Lopes de Freitas, la directora de negocios de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI)Betsy Dribben, el vice-presidente da Confederación Nacional da Agricultura (CNA), Carlos Rivacci Sperotto; el presidente da Empresa Brasileña de investigación Agropecuaria (Embrapa), Pedro Arraes; y el secretario de Desarrollo Agropecuario y Cooperativismo Erikson Camargo Chandoh.
19 de junio- El presidente de CICOPA Américas, Arildo Mota (presidente UNISOL-Brasil) presenta la declaración de CICOPA Américas en el Consejo Brasileño de Desarrollo de Económico y Social CDES, en la sede de la Confederación Nacional del Comercio.
20 de junio- UNISOL- Brasil participó del seminario “Políticas Innovadoras para la Inversión Responsable” financiado por la Fundación Rockefeller, convocado por Pacific Community Ventures, y apoyado por el BNDES, Unitrabalho y UNISOL. Durante el evento se lanzó oficialmente el Impact Investing Policy Collaborative (traducido como Red colaborativa sobre Poíticas de Impacto de Inversión), un programa financiado por la Fundación Rockefeller que incluye a más de 30 organizaciones de 15 países, que investigan activamente y asesoran los gobiernos en forma directa, además de involucrar a gestores públicos e investigadores. UNISOL participó como ejemplo de la creación de Oportunidades de Inversión Responsable que contó con la participación de Marcelo Rodrigues, secretario general de UNISOL Brasil.
21 de junio- El ministro brasileño de Agricultura, Pesca y Abastecimiento (Mapa), Mendes Ribeiro Filho, el representante de la secretaría General de la presidencia Gilberto de Carvalho y el embajador especial de la FAO para el cooperativismo Roberto Rodrigues, participaron del panel sobre Cooperativismo y Sustentabilidad en el Parque de los Atletas. En esa instancia el Mapa lanzó un sello en homenaje al cooperativismo, en el marco del Año Internacional de las Cooperativas, anunciando que serán producidos unos 40.000 sellos por la empresa nacional de correos y telégrafos.
22 de junio- El gobierno de Río de Janeiro, a través del Ministerio de Trabajo y Empleo y la Secretaría de Medio Ambiente, firmó convenio con la Federación de Cooperativas de Materiales Reciclables y Residuos Sólidos de Río de Janeiro). El propósito de impulsar la organización selectiva en Red, fomentando la implementación de Políticas de Residuos sólidos. También el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) cedió un terreno para la creación de un Polo de Reciclaje y la Fundación Banco Brasil hizo entrega simbólica de las llaves de 40 camiones a la Federación de Cooperativas de Materiales Recicla.
Fuente: Luciana Siri. Red del Sur.
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